martes, 18 de julio de 2017

Comedores de cabezas

Roland Topor



En los buenos tiempos de cacerías del barón de Ravots, época todavía de nobles y príncipes, principios y caza,  ritos y escanciado de horas a la luz de las velas, quien tenía la suerte de comerse las cabezas de las becadas crujientemente asadas a la leve llama –porque la del largo pico le señalaba, según cuenta Guy de Maupassant- alcanzaba también la corvea de narrar una historia para compensar a los comensales que no habían tenido la misma suerte. Así, se van amontonando en el volumen Cuentos de la becada historias cuyos personajes suelen estar embrutecidos por la ignorancia.



Hoy, en época de futbolistas y multimillonarios, sin príncipes ni principios, con derechos de animales y educación gratuita, a los escritores sin suerte les queda –como ejercicio de poder y placer- regalar libros.



Comer y dejarse comer la cabeza, claro. No es tiempo de ignorantes, ni de cacerías, ni de caníbales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario